Entre el trabajo, las reuniones y las distintas actividades, nuestro ritmo de vida actual es frenético. Nuestra vida cotidiana está marcada regularmente por estados de cansancio. Ya sea físico o mental, este cansancio, también denominado astenia, altera nuestras tareas diarias. Provoca una falta de energía que influye en nuestra calidad de vida.
Hay muchos factores que originan el cansancio. Pueden estar relacionados con el ritmo de vida (sueño, actividad física, alimentación, etc.), condiciones psicológicas (ansiedad, estrés, angustia, etc.), una patología y su tratamiento (infección, inflamación, etc.). Le explicamos por qué.
¿Sabía que en 50 años dormimos una media de una hora y media menos?1
Un sueño de calidad es fundamental para tener vitalidad durante el día. Es necesario para la recuperación física y mental y garantiza el equilibriodel organismo. Si se descuida un buen ritmo de sueño, el cansancio se establece. La deuda de sueño designa el efecto acumulado de la privación de sueño. Puede tener consecuencias para la salud por debajo de 6 horas de sueño por noche durante la semana2. A largo plazo, esta deuda puede debilitar nuestro organismo, y especialmente nuestras defensas inmunitarias.
Recordemos que una alimentación equilibrada consiste en consumir alimentos variados (frutas y verduras, feculentos preferiblemente integrales, carne, pescado, leguminosas, etc.) en una cantidad adecuada. Proporciona un aporte óptimo de macro y micronutrientes (hierro, vitaminas, proteínas, etc.) esenciales para mantener una buena vitalidad.
Algunas poblaciones tienen necesidades específicas debido a sus condiciones puntuales o duraderas. Las mujeres y las personas mayores son más propensas al cansancio debido a una alimentación que a menudo no está adaptada a sus necesidades específicas.
En algunas personas, los cambios de estación son la causa de una falta de vitalidad. Las variaciones de temperatura y la reducción de la luminosidad son propicias para el cansancio. El invierno pone nuestro organismo a prueba. Con las bajas temperaturas, podemos sentirnos debilitados, ya que el frío consume energía.
El cansancio puede aparecer durante o después de una patología infecciosa. En este caso, se habla de astenia postinfecciosa. Los agentes responsables de la infección contribuyen directamente a esta falta de vitalidad al liberar endotoxinas, que reducen la eficacia de los antibióticos.
El cansancio es un estado subjetivo: cada persona lo experimenta de una manera diferente. Pequeños bostezos, disminución del tono muscular, etc. Provoca molestias más o menos importantes en nuestra vida cotidiana. El cansancio mental conlleva un alargamiento del tiempo de reacción y, más globalmente, una alteración de las funciones sensoriales. Nuestra capacidad para retener información se ve afectada. El cansancio muscular provoca una reducción de precisión en la ejecución de nuestros movimientos.
El cansancio pasajero es el más frecuente y afecta de forma puntual a nuestra vida diaria, después de una mala noche, por ejemplo. El cansancio se califica como intenso cuando no nos recuperamos fácilmente con el descanso. Cuando el cansancio perdura en el tiempo se habla de cansancio recurrente o crónico. Este tipo de cansancio tiene un impacto en el estado psicológico y va acompañado de dolor de cabeza y muscular, etc.
Su alimentación puede potenciar su energía. Existen múltiples solucionesmicronutricionales para evitar la pérdida de vitalidad. Es el caso de algunas plantas como la bacopa, el guaraná, la acerola, la espirulina y el ginseng, conocidos por sus propiedades energizantes. El eleuterococo también es una de ellas. Un aporte de vitaminas del grupo B (B2, B3, B5, B6, B9, B12) y C contribuye a reducir el cansancio. Por último, en cuanto a los minerales, el hierro y el magnesio contribuyen a reducir el cansancio. El hierro está presente especialmente en la morcilla y los mejillones, y el magnesio en el chocolate negro, las almendras y las avellanas. ¡Puede llevar consigo una bolsita de estas oleaginosas para su tentempié en la oficina!
Le recomendamos dar prioridad a una buena higiene del sueño, es decir1:
La práctica de una actividad física también permitirá que el cuerpo se dinamice. Sí, el deporte favorece una mayor vitalidad. Más allá de su dimensión de distracción, provoca cambios hormonales favorables para nuestro estado de ánimo. Moverse estimula la secreción de endorfinas, hormonas del bienestar y de la plenitud. Para limitar las dificultades para conciliar el sueño, evite practicar actividades deportivas intensas por la noche.
En la mayoría de los casos, el cansancio es un estado que desaparece reajustando algunos hábitos en la vida cotidiana. Todos necesitamos aprender a escuchar mejor los mensajes de nuestro cuerpo. Las curas anti-cansancio que combinan sueño reparador, dieta equilibrada y sosiego mental pueden ayudar eficazmente a mejorar su vitalidad.
FUENTES
Ingénieur diplômé d'un Doctorat en Sciences dans le domaine de la biologie et la nutrition à l'Université de Nantes. Emmanuel Barrat est en charge, depuis plus de 10 ans, avec son équipe, du programme d’études cliniques au sein du Laboratoire, ainsi que de la formulation de compléments alimentaires innovants, efficaces et sûrs.