Este dosier aclara un tema que nos preocupa a todos: la salud articular. ¿Qué papel desempeñan las articulaciones? ¿De qué están compuestas? ¿Por qué hacen sufrir a tantas personas? ¿Cuáles son las diferentes maneras de protegerlas? Responderemos a todas estas preguntas para que pueda moverse con articulaciones saludables.
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Una articulación corresponde al lugar que conecta los extremos de dos huesos. Nuestro cuerpo contiene aproximadamente 400. Dependiendo de la naturaleza de la articulación, puede o no permitir que los dos huesos se muevan uno respecto al otro. Las articulaciones se clasifican en tres tipos:
La movilidad de las articulaciones depende, en particular, de su composición. Las articulaciones fijas están compuestas principalmente por cartílago grueso y tejido fibroso que conectan fuertemente los dos huesos mediante una unión. Las articulaciones semimóviles están constituidas principalmente por cartílago fibroso y pequeños ligamentos. Estas estructuras permiten un movimiento de baja amplitud. Por último, las articulaciones móviles contienen cartílago y un líquido viscoso denominado sinovial. Permiten facilitar el movimiento y limitar la degradación de las articulaciones. También están compuestas por ligamentos más largos que los de articulaciones semimóviles, por lo que permiten un movimiento más amplio.
Hablamos de cartílago, pero ¿qué es exactamente? Se trata de una estructura densa y elástica que le confiere una propiedad de amortiguador de impactos. Recubre los extremos de los huesos a nivel de la articulación y está compuesto de los siguientes elementos:
El cartílago es un elemento que se renueva gracias a células denominadas condrocitos que producen los elementos que componen el cartílago como el colágeno o los proteoglicanos.
Los trastornos articulares se reflejan en forma de dolor, rigidez o a veces hinchazón. El dolor es de intensidad variable, y persistente o no en el tiempo. Todas las articulaciones pueden verse afectadas, pero algunas partes del cuerpo se lo sufren con más frecuencia. La columna vertebral, los dedos, las rodillas y las caderas son las zonas más afectadas por los trastornos articulares.
Existen más de diez enfermedades articulares. Las más conocidas son la artrosis y la artritis. A continuación figuran algunas pequeñas definiciones para no confundirlas:
En cualquier caso, estos trastornos tienen consecuencias en la vida diaria. Repercuten principalmente en la calidad de sueño, la práctica de actividades de ocio, la vida familiar y, por último, la vida profesional. Las enfermedades articulares también son la principal causa de baja por enfermedad. Más sorprendente aún, aunque tiene una explicación, es que los trastornos articulares también tienen una incidencia en la mortalidad. En efecto, el dolor provocado por los trastornos articulares puede reducir considerablemente la actividad física y el sedentarismo aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.1
El principal responsable de este trastorno es el cartílago. Se agrieta, pierde grosor y finalmente desaparece. Esta erosión puede ser la causa de la formación de excrecencias óseas en las articulaciones afectadas por la enfermedad.
La artrosis limita en gran medida el movimiento y provoca dolor. Generalmente es idiopática (no se ha identificado ninguna causa específica de su aparición) o, a la inversa, la artrosis puede ser secundaria (después de un traumatismo o una enfermedad).
El diagnóstico de las enfermedades articulares requiere un examen médico y radiografías de la articulación. Esto permite observar las anomalías a nivel de la unión de los huesos. Se recomienda realizar radiografías de forma regular, cada dos años o incluso todos los años según las recomendaciones de su médico, ya que es importante controlar la gravedad y la evolución de la enfermedad.
Es frecuente confundir enfermedades articulares con reumatismos. Sin embargo, estos últimos agrupan en realidad todas las enfermedades que afectan a las partes del cuerpo que nos permiten movernos. Así pues, los reumatismos afectan a las articulaciones, pero también a los huesos, los músculos, los tendones y los ligamentos. Se considera que una cuarta parte de la población europea está afectada.1
El 65% de las personas mayores de 65 años sufre trastornos articulares: las cifras no mienten, el envejecimiento es un importante factor de riesgo. Sin embargo, es importante cuidar las articulaciones desde una edad temprana, ya que los jóvenes no están a salvo del fenómeno.2
La menopausia suele provocar molestias y trastornos. No es raro escuchar que la menopausia está asociada a la aparición de trastornos articulares. Esto se explica por los cambios hormonales que se producen en el cuerpo de la mujer. El nivel de algunas hormonas femeninas, como los estrógenos, se reduce drásticamente durante este período. Estas hormonas tienden a disminuir la percepción del dolor. A medida que desaparecen, su acción disminuye y el dolor articular se percibe con mayor intensidad. [3]
El sobrepeso es un importante factor de riesgo de enfermedades articulares. En efecto, tiene dos consecuencias importantes:
Aunque la actividad física sea realmente recomendable en la aparición de los trastornos articulares, ¡cuidado con el exceso! Una actividad física muy intensa, y cuya práctica esté mal controlada, puede dañar el cartílago, que está sobrecargado. Esto también puede estar provocado por el uso de tacones altos que desplazan el peso hacia la parte delantera del pie.
Seguro que lo ha experimentado: en períodos de mucho estrés, todo el cuerpo está en tensión. A veces incluso adoptamos una postura diferente y nos sentimos mal. Otros tantos aspectos que pueden ser la causa del dolor articular. Además, el estrés podría disminuir la tolerancia al dolor y causar inflamaciones articulares.[4]
Según muchas personas, el confort articular y el tiempo frío y húmedo no hacen buenas migas. Un 75% de personas cree que el tiempo influye en la intensidad de sus trastornos articulares. ¿Creencia popular o realidad científica? Un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester investigó el tema en su estudio “Cloudy with a chance of pain”, literalmente “Nublado con posibilidad de dolor”. Los participantes registraron su dolor diario en una aplicación con geolocalización para conocer el tiempo. El análisis de los resultados mostró una relación entre la humedad del aire, la presión, la velocidad del viento y el dolor. Conclusiones interesantes que merecen más investigaciones para comprender mejor estos fenómenos.[5]
En cualquier caso, muchos factores de riesgo son la causa de los trastornos articulares. Por todas estas razones, actualmente la prevención es fundamental. Se define un “capital articular”1, que es preferible proteger desde la infancia para limitar al máximo la aparición de trastornos.
Una dieta variada y equilibrada puede limitar los trastornos articulares1, especialmente porque el sobrepeso es un importante factor de riesgo para las articulaciones. Por otra parte, las carencias de vitamina D y calcio aumentan los riesgos de deterioro de los huesos. Dado que las articulaciones y los huesos están estrechamente relacionados, es importante preservar la salud ósea en el contexto de enfermedades articulares. Por último, una buena hidratación de nuestro organismo también es esencial para la salud de las articulaciones.
Le proponemos un plato principal equilibrado y delicioso: ¡un risotto con espinacas y salmón! El salmón le aportará vitamina D mientras que las espinacas son una fuente de calcio, hierro, fibra y vitaminas. También posee propiedades anticancerígenas y antiobesidad[6] ¿Ya se le ha hecho la boca agua? Aquí tiene la receta.
Para 4 personas, necesitará: 170 g de arroz especial para risotto, 330 g de espinacas frescas, 150 g de salmón ahumado, 25 ml de nata, 1 cebolla y media, 2 dientes de ajo, 70 cl de caldo de ave, 1 cucharada y media de aceite de oliva, y un poco de perejil.
Para el postre, apostaremos por la hidratación con una macedonia de frutas llena de color.
Para 4 personas, necesitará: 8 lichis, 2 kiwis, 2 plátanos, ½ mango, 2 peras, 2 naranjas y el zumo de un limón
Quizá conozca la cúrcuma como ingrediente culinario, pero, ¿qué sabe de sus beneficios para la salud? Su alto contenido de antioxidantes la convierte en un superalimento. Podría contribuir a limitar los efectos nocivos de una reacción inflamatoria.
Las virtudes de las plantas para nuestra salud son múltiples y pueden aliviar algunas de nuestras dolencias diarias. El dolor articular no es una excepción: algunas plantas pueden ser beneficiosas para el confort articular. Este es el caso, por ejemplo, del harpagophytum y de la cola de caballo. Las dos estimulan el buen funcionamiento de las articulaciones. La primera puede calmar las articulaciones sensibles, mientras que la segunda contiene sílice, una sustancia que constituye el cartílago. Por tanto, estas dos plantas ayudan a mantener la flexibilidad y la movilidad articular.
La naturaleza nunca dejará de sorprendernos y vuelve a demostrarlo con estos activos marinos. La glucosamina, la condroitina y la hidroxiapatita son tres sustancias producidas naturalmente por el organismo. Las dos primeras son componentes del cartílago, mientras que la última es un componente principal del hueso. Felizmente, se encuentran en organismos marinos:
Así, es posible obtenerlos y contribuir a conservar la salud estructural de nuestras articulaciones.
Como hemos podido observar, el dolor articular afecta a muchos españoles. Quizá también sea su caso, y para ello nuestro laboratorio le propone complementos alimenticios. Nuestro complemento alimenticio Artinat es una solución que contribuye al mantenimiento de las articulaciones. Con sus 3 sustancias de origen marino: el sulfato de glucosamina, el sulfato de condroitina y la hidroxiapatita, así como manganeso, una combinación de vitaminas y cúrcuma, ayuda a proteger, calmar y mantener la movilidad de sus articulaciones. Su eficacia se ha demostrado en un estudio científico: 9 de cada 10 personas declara haber sentido una mejoría de su confort articular después de tomar ARTINAT.
La práctica de una actividad física regular es muy recomendable para nuestra salud en general. ¡Y también lo es para cuidar nuestras articulaciones! Sin embargo, las personas con alguna enfermedad articular deben tener cuidado, ya que requieren una actividad física específica y adaptada. Le recomendamos que, independientemente de su salud articular, consulte a un profesional sanitario. Es el único que puede guiarle en la práctica deportiva adecuada.
Cuando nos duelen las articulaciones creemos, erróneamente, que debemos movernos lo menos posible. Esto suele ser une idea preconcebida porque, en realidad, una articulación que se mueve es una articulación que se pone menos rígida. Además, alrededor de las articulaciones intervienen otros muchos actores, especialmente los músculos. La conservación de la masa muscular también ayuda a mantener el esqueleto y facilita los movimientos. Sin embargo, se debe optar por deportes suaves sin demasiado impacto para nuestras articulaciones como montar en bicicleta, la natación o incluso la gimnasia suave. Sobre todo, se deben evitar los deportes con levantamientos de peso demasiado importantes o que provoquen impactos que puedan dañar las articulaciones.
Los trastornos articulares a menudo dan la sensación de sentirse “oxidado”. Para desoxidar el cuerpo, no hay nada mejor que los ejercicios de flexibilidad. No hay problemas, porque la flexibilidad se trabaja a cualquier edad. El stretching, el yoga y el pilates son disciplinas suaves beneficiosas para las articulaciones. Pero cuidado una vez más, no se debe forzar y hay que parar antes de sentir dolor. La flexibilidad es, ante todo, una cuestión de suavidad.
No siempre es fácil motivarse para una sesión de deporte. Afortunadamente, todo lo que sus articulaciones piden es simplemente estar en movimiento. Para ello, recuerde que todas sus actividades diarias son oportunidades para moverse. Hacer la compra en bicicleta, pasar el aspirador bailando, hacer ejercicio con sus hijos: ¡ya es mucho!
Con objeto de mantener su capacidad para realizar los movimientos cotidianos, existen ejercicios sencillos al alcance de todos.[7] Aquí figuran algunos que no requieren ningún material:
También son buenos ejercicios de calentamiento antes de realizar otra actividad física.
Disfrutamos de los masajes para relajarnos, pero, ¿sabía que también pueden aliviar el dolor articular? Se debe dar prioridad a los masajes suaves y relajantes, teniendo cuidado de no masajear directamente la articulación dolorida con demasiada fuerza, ya que se podrían causar más daños.
¡La ventaja es que puede practicar el automasaje y dedicarse un momento sólo para usted! A continuación figuran dos ejemplos de masajes que puede poner en práctica inmediatamente:
Y si quiere darse un pequeño placer en un instituto, los masajes con piedras calientes pueden relajar las articulaciones doloridas y aliviar los calambres.
En resumen, hagamos un balance de lo que este dosier nos ha enseñado sobre las articulaciones. Al unir nuestros huesos, desempeñan un papel clave que nos permite movernos. Es mejor prevenir que curar, porque cuando se dañan, la vida cotidiana se complica. Afortunadamente, la dieta, la actividad física, un estilo de vida saludable y los complementos alimenticios son herramientas para cuidar nuestra salud articular.
FUENTES
Trabajo en la división de Nutracéuticos, dedicada a los ingredientes y complementos alimenticios. Con formación en ingeniería agroalimentaria, pongo en práctica mis conocimientos en estos sectores, que casi no tienen secretos para mí. Apasionada de la micronutrición y la nutrición en general, me complace ilustrar a los consumidores sobre estos temas.
Los dossieres que escribo para Laboratoire Lescuyer son una oportunidad para abordar una amplia gama de temas y ofrecerles una información completa y de calidad basada en sólidos conocimientos científicos.
Mi objetivo: proporcionar las claves para comprender una mejor alimentación y unos mejores hábitos.